martes, marzo 29

Tiza

Casi me olvido de la tiza. No, aquí está. Me voy con ella casi corriendo hasta mi objetivo, mientras miro a un lado y a otro para que no me vea nadie. No quiero gente, necesito soledad, pero sigo teniendo la sensación de que alguien me observa. Escribo y escribo, mis dedos empiezan a rozar la superficie como avisándome de que ya es hora de acabar. Un poco más, me digo, y ya está. Pero parece no terminar. Mis dedos sangran pero no me doy cuenta de ello, quizás las palabras necesiten algo de vida y las humedezco con ella.

Terminé. Lo miro y en ese momento paro de sangrar. Mis dedos ya saben que no voy a escribir más ahí y descansan. Corro a refugiarme en cualquier sitio para que nadie sepa que he estado ahí, tenía que ser un acto invisible. Por el camino no me encuentro con nadie, pero empieza a llover. Quizás todo se borre con las gotas que caigan allí, qué efímeras las palabras, no han durado de pie ni una noche.

jueves, marzo 24

Miedo a la ventana

Mirar por la ventana ya no me abstrae como antes. Lo intento pero no lo consigo. Sólo me ciega la luz y no veo lo que hay allí fuera. Creo que también tiene algo que ver la gran suciedad que tiene y que hace que todo se vea distorsionado.

Necesitaba mi ventana.

Me ha despertado un sueño que se ha extendido a la realidad y no parezco una persona, no sé qué imagen proyecto a los demás, pero me temo que no debe de ser muy buena. Qué extraña sensación sería ir andando por la calle y que todos se aparten de ti con miedo; cuando alguien te tiene miedo puedes controlarle. Que te tema a una persona le hace vulnerable. Está pendiente de tus movimientos por si alguno de ellos se acerca demasiado a él. Ese es el momento de que huya con la cara desfigurada por el miedo o hacerse el muerto. Es tan irracional que sin querer le atrapas en tu juego. Vas, vienes, viendo cómo cada vez la desesperación es mayor.

Maquiavélico juego. Peligroso también. El miedo puede llegar a ser muy poderoso.

martes, marzo 22

Diálogos VI

- Quería enseñarte este sitio.

- Hagamos el amor ahora.

- No puedo, acabo de oler el mar después de mucho tiempo.

- ¿Qué importa? Yo huelo a primavera.

lunes, marzo 14

El hombre que convertía en nada

No sé qué escribir. Miro la pantalla en blanco y no veo letras que formen una frase que acaben convirtiéndose en párrafos con un ligero sentido. O no. Nada de lo que escribo aquí se entiende demasiado. O sí. Yo me entiendo e intento que los demás se pierdan un poco en mis palabras. Cada uno debería dar el significado que quiera a lo que lee. Pero esta vez nada puedo ofrecer. Podría escribir sobre alguien que sueña con fotos, pero no sería una historia inventada y sería un poco como hacer trampas. Podría escribir también sobre un hombre enamorado de una mujer sin rostro, de una sombra que nunca vio; pero también es trampa, lo leí hace poco.

Me he quedado sin imaginación, me temo.

Como aquel hombre que, para apoderarse del talento de los demás, les sumía en una profunda oscuridad permaneciendo a su lado tanto tiempo como fuera necesario. Tal era su falta de todo, que cuantos le rodeaban acababan sin energía, prácticamente sin vida, sin opiniones ni ideas, sin sueños ni palabras inventadas. No se daban cuenta porque poco a poco dejaban de pensar y no eran conscientes ni de sí mismos. Ese hombre no ambicionaba el talento de sus víctimas, sino que simplemente les envidiaba y no quería que otros tuvieran lo que él no podía poseer. Por eso les convertía en nada.

jueves, marzo 3

Título

Anoche me ocurrió algo muy extraño, veía conspiraciones por todas partes. Aún hoy sigo dudando de si lo que pensaba era cierto o no, demasiadas casualidades que diría una persona psicótica. Mi cabeza se volvió loca y no paraba de pensar cosas que no existían, pero para mí tenían todo el sentido del mundo y a la vez no tenían ninguno. Entonces recordé que una vez leí que la razón sólo servía para analizar la realidad en calma y me tranquilicé pensando en ello.

Nos bajan la velocidad en las carreteras y yo loca por cosas imposibles.

Nos estamos convirtiendo en una dictadura con piel de cordero. No dejan de decirnos lo que tenemos que hacer, como si fuéramos seres sin cerebro. ¿Qué importa que suba la gasolina? Eres tú el que paga, por lo que ya te cuidarás de ir como te dé la gana por la carretera, lento o rápido, según tu conciencia te aconseje y tu bolsillo te implore. Nos tratan como a niños desorientados que no saben cómo afrontar un problema. Pero es que ellos están más perdidos que el resto...Nos mandan y nos dejamos mandar, por eso nos siguen mandando hasta que un día no sepamos ni atarnos los cordones de los zapatos si no hacen una ley que lo regule.

martes, marzo 1

No veis más allá

¡Malditos seáis! Sólo intentáis apartarme de mi camino. Hace unas horas dudaba sobre qué es lo que podría hacer y cómo podría arreglármelas llegado el caso, pero cuando oí vuestras palabras todo se hizo claro. Pienso seguir por donde estoy yendo, no voy a desviarme. Quizás mi cabeza no funcione del todo bien, puesto que mi decisión se ha hecho firme al situaros en el otro extremo. No...no es cierto, mi posición es la que yo quiero. Me ha costado mucho tiempo llegar hasta aquí y ahora no voy a irme y verlo desde lejos con anhelo. Vuestras voces me dan soluciones alternativas que no son plausibles, implicarían un instantáneo dejar de vivir, dejar...dejar...dejarlo todo por nada.

Me quedaré aquí, pues si me voy desaparecerá todo, sobre todo las sonrisas de mi rostro.